Christian Escuredo muestra su lado más polifacético
«Christian Escuredo es un chico de Valdeorras que desde muy pequeño mostró inquietudes artísticas que hicieron que saliese de su entorno para seguir creciendo, pero sin perder nunca de vista sus raíces»
La formación del valdeorrés formación, tanto en el ámbito musical como en interpretación e incluso danza, ha sido una constante en su vida que le ha ido abriendo puertas. Tras sacar dos discos en solitario («Inesperadamente» y «Cautivo»), ha participado en cine de la mano de Simón Casal y Jorge Algora, entre otros, series de televisión y producciones teatrales, entre las que destaca «Priscilla, reina del desierto», con la que ha cosechado éxito y premios. Su espíritu inquieto también le lleva a impartir clases de interpretación, movimiento expresivo y crecimiento personal en diferentes escuelas, compañías de teatro y asociaciones culturales.
Según cuentan, su vena artística le viene desde muy pequeño…
Dicen que comencé a cantar antes que a hablar (risas), con eso te lo digo todo. Siempre me gustó mucho subirme al escenario. El primero, por supuesto: la mesa de la cocina de mis abuelos.
“Priscilla, Reina del Desierto» ha sido todo un éxito función tras función ¿qué le ha supuesto para usted, tanto a nivel personal como profesional.
Ha sido un reto, y una oportunidad para crecer, en ambos niveles. Por un lado, construir a Felicia (es la primera vez que interpreto un personaje cómico, tan físico y alejado de mi personalidad) y por otro, protagonizar una superproducción de teatro musical.
Transitar más de 500 veces la historia de un personaje tan exigente me ha supuesto un entreno diario muy constante. Felicia no funciona si no estás al 100%, y por supuesto, muy vivo y atento.
Nunca me hubiese imaginado el poder terapéutico que puede llegar a tener una obra de teatro, y sobre todo el personaje de Felicia. Me ha hecho crecer, llorar y reír, mucho, ¡no sabes cuanto!
¿Cómo se ha sentido en ese papel?
Divertido, y también muy responsable. Siempre tuve muy claro que no quería hacer un cliché de este personaje. Adam muestra a Felicia de una manera descarada, con una personalidad que a simple vista puede parecer frívola, pero que no deja de ser la máscara de un niño dolido que tiene mucho que aprender. Quitar todas esas capas a lo largo del viaje, y hacérselo entender al espectador de una manera muy sutil, exige mucho compromiso que conlleva un desgaste emocional importante, y también físico. Antes y durante las funciones tuve que ser muy constante con mi aspecto físico, trabajando con un entrenador personal, y por supuesto con la alimentación, el descanso… y la depilación, ¡que dolor! (risas)
Su papel como Adam / Felicia le supuso ganar el Premio Actor Revelación en los VIII Premios del Teatro Musical, un galardón al que le siguió el de Mejor Actor Principal en los Premios Broadway World 2015 y el Gran Premio de España por su labor como pedagogo, ¿cómo se siente por ello?
Sorprendido, y muy agradecido. Ha sido muy halagador ver como mi trabajo fue reconocido no sólo por estas instituciones profesionales, sino por el público, la profesión y la prensa.
¿Algún ritual o amuleto?
No suelo tener rituales… Soy más de rutina de calentamiento físico y vocal. Hay muchas coreografías en tacones y como no tengas bien calientes los tobillos puedes lesionarte muy fácilmente. Y sobre todo con la voz. La forma de hablar de Felicia dista bastante de la mía, cosa que requiere una puesta a punto antes de salir al escenario, y también por el repertorio que tengo que cantar.
¿Qué es lo más dificil de la profesión para usted?
Sentir la aprobación constante para conseguir un papel, a veces se hace muy duro…
Algún proyecto que pueda desvelarnos…
No descarto hacer la gira de Priscilla por toda España. De todas formas, y aunque tenga muchas ganas de involucrarme en otros proyectos, hasta que no se pongan encima de la mesa con una firma no me atrevo a contarlos.